Sabíamos que íbamos a llegar como sea. Y fue bastante bien, ya que sin subidas todo se facilito. Los primeros 25 Km., un descanso, y la meta que estaba cada vez mas cerca. Otra tirada, esta vez de 20 Km. ya que el viento soplaba con más ganas, como para recordarnos que esto no fue fácil. Que de alguna manera lo vencimos, pero con ganas de darnos pelea hasta el final.
Y otra vez, las consecuencias de la altura empezaron a tener consecuencias en Marcos. Hernán como un duque, Marcos otra vez con dolor de cabeza, falta de aire y nauseas. Solo faltaban unos 25 Km. pero no fueron sencillos. Hernán parando cada vez que Marcos lo requería, y este sufriendo los últimos tramos del viaje. A los empujones, mas que nada anímicos, llegamos a La Quiaca, casi sin grandes festejos, prácticamente con la necesidad de llegar por el estado de Marcos.
Apenas entramos a la ciudad, buscamos un lugar para pasar la noche. La idea era descansar un poco y salir a la noche a festejar. Luego de conseguir un hostel, los dueños del lugar le recomendaron ir al hospital para darle oxigeno a Marcos. Según ellos, no hay nada que cure tan rápido el apunamiento, y que dormir no era lo mejor para el caso. Ahí nomás, al hospital, con vómitos, dolor de cabeza, nuca y falta de aire. La solución fue rápida, unos 20 minutos de oxigeno y los síntomas habían desaparecido.
De todas maneras, los festejos quedaran para mañana, pues a comer livianito y a descansar fueron las órdenes de la enfermera. Mañana tendremos el festejo deseado, aunque el alma ya esta llena. Mañana tendrán, las conclusiones de nosotros. Hoy, ya es demasiado. Llegamos, y eso es lo que vale. LLLLEEEGGGGAAAMMMOOOSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!
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