Tengo la alegría inmensa de la conquista, me siento satisfecho, como lleno por haber recorrido mi país de punta a punta. Pero también encuentro incertidumbre por no saber qué, como un vacio, por haber terminado algo que siempre soñé. Me pregunto que es lo que sigue, y creo que lo mejor es seguir soñando estas lindas locuras.
Y mientras escribo esto en un Hostal de La Quiaca me doy cuenta que, como durante toda la travesía, no logro dimensionar cada unos de los 5457 Km. realizados. Quizás en unos años valore mucho mas estos 81 días en la carretera. Para mi fue Km. a Km., con días mas duros que otros, pero en fin, ahora que llegue todo lo malo quedo en el olvido, solo buenos recuerdos. Y cuando uno la pasa bien, los sacrificios toman otra dimensión.
Mucha gente que nos siguió nos manifestó su orgullo por nuestro viaje. Me parece un poco demasiado. Orgullosos tenemos que sentirnos por el maravilloso país que es Argentina, pues la naturaleza, mágicamente, nos regalo belleza por cada rincón, desde Ushuaia hasta La Quiaca. Y ese mismo orgullo que deberíamos sentir todos tendría que ser el motor para cuidarla un poco mas. Señores, de todas partes del planeta vienen a deslumbrarse con nuestra tierra que caprichosamente dice en un mapa "Argentina" pero que nos pertenece a todos.
Orgullosos debemos sentirnos con la generosidad de nuestra gente. A lo largo de nuestro viaje no paramos de recibir gestos de amabilidad extrema, personas que no nos conocían y nos abrieron las puertas de sus casas, siempre con buena onda y energías. Como pagar, pues no hay dinero que valga, para agradecer desde el mínimo gesto del bocinazo del camionero en medio de la pampa, hasta la invitación de pasar la noche en una casa de familia desconocida.
Cuanto agradecimiento, desde las escuelas albergues que nos permitieron disfrutar con los chicos, hasta un simple "los felicito chicos por lo que están haciendo". Todos los días recibíamos esa envión anímica necesaria para subirnos a las bicicletas y darle al pedal. Por supuesto, a mis viejos, hermanos, novia y amigos que me acompañaron desde un comienzo con esta travesura.
En conclusión, mucha convicción, otro tanto de voluntad, dos huevos, una pizca de locura y "sueños" a gusto. A eso lo condimentamos con alegría y felicidad y batimos con empeño y libertad, Lo llevamos al horno (a fuego lento con viento en contra) y en 81 días de Ushuaia a La Quiaca en Bicicleta. Gracias totales.