Dormimos hasta las 9:00 hs. y un contingente de jubilados nos despertó cuando aprovecharon la ocasión para usar el baño e la aduana. Un par se coparon con nuestro viaje y nos desearon muy buena energía. Acomodamos todo muy tranquilo porque teníamos que recorrer solo 67 Km. y sin viento en contra, así que relajados emprendimos el camino hacia Río Gallegos.
Cerca de las 14:00 ha llegamos a la capital de Santa Cruz. La idea era conseguir un lugar para comer primero, y luego un espacio para dormir bien, así que terminamos en un hostel compartiendo una pieza con vendedores ambulantes. Uno que ofrecía casa por casa ropa varia, un gitano vendedor de cds de música y películas y un afilador de cuchillos que se ganan la vida por estos pagos y luego se vuelven a sus ciudades de origen.
Ese día compramos una buena cena y nos fuimos a dormir temprano porque traíamos un cansancio para diez. Por supuesto, el viento seguía rugiendo aunque los ronquidos del "señor de la ropa" eran mucho más sonoros.
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