A las 6 de la mañana nos levantamos y desayunamos muy bien para emprender nuestro viaje hacia Calafate. Salimos a rodar con mucho frío y de noche. El viento nos da tregua a esa hora pero igual ya daba indicios de ser una jornada complicada.
Hicimos unos 20 Km. y el sol ya nos daba un poco de calor. Tipo 9:30 paramos un rato y cuando quisimos retomar viaje ya era casi imposible. A unos Km. adelante se veía Guer Aike, un pequeño pueblo y decidimos pedalear y refugiarnos ahí.
En ese momento paso un motociclista que se nos pego y nos gritaba ¡¡¡Vamos!!! ¡¡¡Vamos!!! Con el puño arriba y apretado. Generalmente recibimos el saludo y aliento de camioneros y automovilistas, pero las motos sufren en carne propia los abates del viento. Por supuesto que el saludo nos dio aliento y nos puso la piel de pollo, pero a los 100 metros nos bajamos de las bicis y caminamos porque era imposible e incluso peligroso.
Llegamos al mediodía al control policial de Guer Aike, a unos 25 Km. de Río Gallegos, comimos y esperamos que afloje el viento. Pero nada. Como a las 3 de la tarde nos metimos en una casa en construcción con la idea de salir de noche para avanzar unos Km., pero el viento nunca ceso su actividad.
Por lo tanto, pasamos toda la tarde ahí y decidimos dormir para salir a primera hora al otro día. Según la policía, el viento llegaba a ráfagas de 50 Km. por hora. Demasiado para nosotros.
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