que cubre la Cordillera en la inmensa soledad,
la naturaleza que te hizo no te dió nombre.
La voluntad humana desde hoy te llamará "Lago Argentino".
Francisco Pascasio Moreno
Salimos temprano para ir al glaciar a dedo. Así nos ahorraríamos unos 120 pesos cada uno. No teníamos una tarea fácil, ya que no hay muchos turistas y era lunes, un día laborable. Nos fuimos a una rotonda con la esperanza de hacer los 80 km. que separan la ciudad de Calafate con los glaciares.
Después de una hora solo pasaban las combis llenas de turistas que pagaron su pasaje ida y vuelta. Casi resignados, dispuestos a volver a la ciudad, un paisano nos levanto y nos dejo a mitad de camino. ¿"El vaso medio lleno o el vaso medio vacío"? Era medio lleno hasta que comenzó a lloviznar.
Media hora después no sabíamos que hacer, refugiados en la copa de un árbol decidimos hacer dedo para cualquiera de los dos lados. Pasaba realmente pocos autos y ya era mediodía. Un golpe de suerte (y dos caritas de "lastima") logro que frenara una camioneta rumbo al Parque. Estábamos a 20 minutos de ver una de las maravillas del mundo.
Uno puede describir lo que se ve (una inmensidad de hielo color celeste - turquesa de unos 60 metros de alto), inclusive puede dar una idea de como se escucha (la lengua de hielo que baja entre las montañas cruje constantemente, se raja, se desprende para que todo sea un espectáculo mágico), pero sinceramente es imposible describir lo que se siente ante majestuosa naturaleza.
Miles de años trabajando para crear una obra maestra. Parte de nuestro sueño era conocer este lugar, un paso mas a decir, misión cumplida.
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