que nadie escribirá
al final de una curva.
Ana Merino
Las agujas marcaban las 4:45 hs y con unas galletitas en el estomago y un poco de jugo de naranja salí a rodar hacia Bariloche. El frío a esa hora era más que intenso pero por suerte a simple vista el cielo no estaba cargado con agua. Tenia toda la ropa seca ya que la había dejado todo el día anterior junto al calefactor, por lo que estaba bastante protegido del frío.
El camino es algo duro, con bastantes subidas y bajadas miserables en los primeros Km. De todas maneras, el clima me hacia avanzar sin detenerme un instante y, aunque no a la velocidad deseada, estaba cada vez de mi objetivo. Al salir el sol, como a las 8:00 y monedas empezó a hacer una aislada llovizna por lo que la información que había recibido ya carecía de verdad absoluta. Legando a la mitad del recorrido, pasados los 50 Km. la llovizna molesta se convirtió en nieve.
Para mi fue una sensación única, estaba pedaleando con la emoción, quizás inconsciente, que genera este tipo de fenómeno natural, el cual no estoy acostumbrado a disfrutar. A esta altura, las bajadas son tan intensas como las subidas y la nieve comenzó a acumularse de a poco al costado del camino. Sinceramente sufrí muchísimo el frío en las manos, más cuando el "Rayo" agarraba velocidad durante las pendientes. Por momentos las sentía congeladas, al punto de no sentir los dedos que no obedecían las órdenes del cerebro.
El camino es realmente hermoso, impactante y valió la pena sufrir un poco para disfrutar tanto. Después de mas de 8:00 hs arriba de la bici llegue a la ciudad mas popular del sur argentino y fui derecho a la casa de mis tíos. Raúl, "bigotes" para los sobrinos", me estaba esperando con la bañadera hirviendo y me recupere del frío rápidamente. Comí y al rato me reencontré con mi tía Mary y mi prima Flor después de vernos en el verano de Santa Teresita.
Cansado pero muy feliz por haber cumplido la promesa a Flor de estar presente para su cumpleaños (los cumple mañana). Ayer y hoy fueron días de mucho esfuerzo y aventura, lluvia y nieve. Muy lindos por cierto. Atrás había dejado Chubut y a mi compa, y ya casi estoy afuera de Río Negro.
Nany: Se levanto temprano y aun el cielo lloraba. Como a las diez, luego que cesara el agua salió hacia El Bolsón. Llego a Epuyen, a unos 40 Km. de donde estaba y en el camino lo agarro un poco de lluvia y bastante viento. Decidió entonces, conseguir un lugar para dormir en esa ciudad chubutense. Allí se resguardo del mal tiempo, que presento agua, nieve y viento.
grande negro! que emocionante tu viaje. ojala pueda cruzarte en vene en agosto!! segui asi!! fuerza y arrrriba!
ResponderEliminarun abrazo grande,
Nano