Nos despertamos como para salir temprano pero seguía lloviendo. Dormimos un rato más y para las diez el viento nuevamente soplaba con ganas. Lo bueno es que se había llevado las nubes y que relativamente jugaba a nuestro favor.
Nos faltaban 55 Km. para llegar a Tres Lagos y con la ayuda de nuestro enemigo íntimo llegamos en 3 horas. Aquí es donde el asfalto se convierte en ripio por varios Km. hacia el norte. Llegamos a un pueblo que parecía abandonado, casi nadie andaba por la calle única y principal, el viento retorcía las pequeñas ramas de los pocos árboles del pueblo, todo muy opaco, poco verde... en fin, nuestra parada.
Conseguimos un camping que había abierto hacia 15 días. Allí comimos algo, nos dimos un baño sensacional y nos refugiamos del viento en la confitería del lugar. Nos quedamos ahí hasta las 22 hs, cuando cerró sus puertas. Antes, había charlado un poco con la encargada y con un camionero amante de la bicicleta. Un dialogo de viajes y demás. Finalmente solicitamos poder dormir en el baño, pues no teníamos viento, contaba con calefacción y dejaríamos todo armado para levantarnos y partir, sin perder tiempo con el desarme de la carpa.
Por suerte accedieron, así que pasamos la noche en el Hostel "Toilettes", abrigados y seguros. Mañana partimos hacia Gobernador Gregores, a unos 180 Km. de Tres Lagos.
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