jueves, 5 de mayo de 2011

Día 40: San Martín

La Tierra se retuerse por dentro, y hay tantas flores que ya no crecen...
Pachamama Madre Tierra,
Madre de todos los colores... Arbolito

Salimos tempranito y, luego de saludar al encargado del camping, emprendimos nuestra marcha hacia San Martín de los Andes. Hicimos unos Km. de asfalto, como 20 aproximadamente con un camino que se presentaba dificultoso, con trepadas empinadas y poca bajadas.

Luego de una parada técnica para comer algo junto a un hermoso lago, seguimos camino pero esta vez por ripio. Las cuestas se prolongaron y subimos literalmente unos 10 Km. La recompensa al esfuerzo vino al rato con una bajada intensa que alcanzo los 5 Km. sin tocar los pedales. La superficie no es la más óptima para tomar velocidad por lo que casi sufrimos caídas durante el descenso. El camino es realmente muy lindo, el famoso Siete Lagos. Parece ser que por estos pagos la naturaleza se esmero un poquito y creo maravillas, paisajes impactantes.

Continuamos bastante bien aunque la ruta siempre con una leve inclinación a elevarse. Por supuesto que esto termina agotando piernas y cabeza, aunque le dimos duro porque queríamos llegar antes que anochezca. En la ciudad, gracias a la prima Flor, teníamos un contacto que nos iba a brindar un lugar para pasar la noche. A falta de 15 Km. hicimos la última parada para estirar un poco los músculos.

Fueron apenas unos minutos y, al retomar carretera, nos dimos cuenta que el resto era todo en bajada. El velocímetro nunca bajo de los 40 Km. por hora, llegando a picos de 52 Km. sin pedalear.

Por ahora, este es el descenso mas lindo que realizamos, con mucha adrenalina por la velocidad y sin preocuparnos por la superficie. Una vez en la ciudad, nos comunicamos con Gabriela, la persona que nos iba a hospedar. La esperamos a la salida de su trabajo, dejamos las bicis en la casa de Queque (una madre postiza) y fuimos a su casa con Julia, su hija de 12 años. La verdad es que nos hizo sentir como en casa, comimos los cuatro y nos posibilito la pieza de Julia para que descansáramos ahí. Una interesante charla antes de dormir y eterno agradecimiento por su hospitalidad.

Como ya dijimos antes, estas son las cosas que nos sorprenden, la buena onda de la gente. Pasadas las 12:00 de la noche, le dijimos un feliz cumple a Hernán. Apenas 26 años.

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