Los primeros 11 Km. de asfalto, casi todo en subida (para no perder la costumbre), y luego comenzamos a bajar por ripio que, seguramente, debe ser de los peores donde tuvimos que transitar. Luego de descender hasta el Zampal, unos 20 Km. aproximadamente, paramos a descansar y estirar un poco las piernas. El lugar es realmente muy lindo, rodeado de montañas y volcanes a la vista, con muchas piedras volcánicas productos de viejas erupciones.
Seguimos viaje hasta llegar a la pasarela, otros 30 Km. de ripio, mas ascenso que descenso y volvimos a descansar. Ahí mismo comienza nuevamente el asfalto y el lugar es increíble, pues pasa por una especie de cañadon el río grande. Teníamos por lo menos 50 Km. más para llegar a destino, cansados pero con la esperanza de llegar a Bardas Blancas.
Hicimos un tiron de 20 Km. y el viento empezó a soplar, por supuesto, en CONTRA. Lo único bueno es que el camino se presentaba sin desniveles, más bien de manera llana. Los últimos Km., la carretera vira hacia la cordillera y fueron durísimos, porque a pesar de visualizar el pueblo el avance era tortuoso por el viento.
Llegamos al lugar hecho unas piltrafas, cansados. Paramos en un almacén en la entrada al pueblo y tomamos algo. Ahí mismo vimos el cartel de un colegio albergue, y como ayer habidos parado en un establecimiento escolar, fuimos a probar suerte. Nos recibió una niña de unos 6 años con un beso y salio corriendo a llamar a su seño. Nuevamente nos recibieron con los brazos abiertos, ofreciéndonos un espacio para dormir y con la posibilidad de compartir con los nenes otro día inolvidable para nosotros.
Esta vez, los chicos se acercaron un poco mas a nosotros y después de unos chistes malos de Hernán teníamos a los 50 chicos alrededor de nosotros. Recibimos el cariño de los niños y no hay nada mas lindo que eso.
Nos sorprendió, acostumbrado al trato en una escuela de Buenos Aires, la disciplina, el respeto, el amor que esos niños tienen. Nosotros como docentes, vimos una educación soñada. Por supuesto que tiene su parte difícil, principalmente para los chicos ya que pasan 17 días seguidos en el colegio para volver a sus casas el resto del mes. Lejos de sus familias, pero cerca ce maestros que se brindan (y se nota) las 24 hs para que esos niños tengan las mismas posibilidades que todos.
Redondeamos un día fantástico, con 123 Km. en la espalda y la sonrisa de 50 nenes en el corazón. Otra noche compartida con gente que vale la pena.
Que desir de tan espectacular experiencia que estan viviendo chicos, Les deseo lo mejor del mundo.Y ya que están en mi provincia (Mendoza)Pasence por Maipu , es un gran lugar , de seguro les va a gustar.
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