Analizando la Carta contra el Genocidio de la ONU y diversos registros históricos, los autores documentan el exterminio de poblaciones civiles, la separación de familias para ser usados como esclavos, campos de concentración y arbitrariedad y corrupción con las tierras.
Distintas razas indígenas habitaron la Patagonia miles de años antes de que llegaran los españoles. Su cultura no era adelantada, por lo cual hoy sólo quedan leves vestigios de esas poblaciones (depósitos funerarios, cuevas, escrituras rupestres, lugares de labores de piedras o conchillas).
Antes de la Conquista del Desierto, la zona era un área de transición de dos razas indígenas muy diferentes entre sí. Una provenía de la zona pampeana y la otra de la zona andina del Pacífico: los Tehuelches y los Mapuches argentinos y chilenos.
Antonio Pigafetta, un integrante de la expedición de Magallanes, describe así su encuentro con un tehuelche:
"Un día, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros. Era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura. Su cara era ancha y teñida de rojo. Su manto estaba hecho de pieles, muy bien cosidas, de un animal que abunda en este país. Este animal tiene cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y cola de caballo... Llevaba este hombre también una especie de zapatos, hechos con la misma piel..."
Los Mapuches (nombre que significa gente de la tierra) habitaban originariamente en territorio chileno. Su vida estaba condicionada por un medio muy hostil: terribles vientos, inviernos muy fríos y escasez de agua, lo que les impidió cultivar la tierra.
En el siglo XVIII, empujados por los invasores españoles, aprendieron a montar a caballo y se trasladaron a otras tierras. Entraron así en la Patagonia argentina, lo que marcó el comienzo de la agonía de los Tehuelches.
En Argentina, por ejemplo el caso de los Mapuches en la Pampa, estuvieron en guerra contra España durante la conquista, la derrota más sonada fue la de 1598 y a partir de ese momento los españoles comienzan a considerar que posiblemente no sea lo mejor seguir la guerra, y en 1641 España reconoce la independencia de los mapuches a partir del río Biobio. Cesa la guerra, estos acuerdan ayudar a España en caso de verse amenazados el resto de sus territorios, y por la otra parte de les reconoce la independencia.
Esta situación continua hasta finales del siglo XVIII en que pasan a tener un estatus de autonomía, debido a la gran influencia que es ejercía en esos territorios desde el norte. Además de la profunda influjo de diversas órdenes religiosas. Pero llego la independencia de Argentina y Chile y con ella el fin de la autonomía para los mapuches, que en 1879, cuando ya ningún político ni militar argentino había nacido bajo domino español, iniciaron la llamada “Guerra del Desierto” con el general, y después presidente de la república, Julio Roca, el exterminio sistemático de sus indios.
Pues según estos señores, en una operación especulativa en la que una hectárea de territorio mapuche se compara a 0,15 pesos, y después de la guerra se vendía a 400 pesos, Argentina debía ser europea, europeizarse, para poder progresar. Hubo quien hizo grandes fortunas, quien llego a presidente, quien tuvo grandes latifundios, quien tuvo grandes rebaños de ganado.
En 1924 de nuevo en Argentina se pasaron por los mismísimos huevos sus propias leyes indígenas, y en el norte, se masacró de forma sistemática, en otro genocidio, en el que se emplearon armas químicas, y se empleo la aviación, biplanos, y no se dudo a matar a niños, mujeres y ancianos.
Hoy en día, los pueblos originarios siguen su lucha y resistencia ante el agravio continuo con la apropiciación de tierras de los gobiernos de turno.
Fuente: argentina.indymedia.org
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